BIO

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Lele inicio su carrera en el reconocido restaurante “Bice”, donde comenzó limpiando la obra, cuando todavía lo estaban construyendo.
Luego paso a bacha, y como siempre fue inquieto y curioso enseguida lo dejaron meterse en la cocina donde inició su carrera gastronómica.
Nunca paso por una escuela de cocina.
La vida lo llevo a formarse en Europa: trabajo en Italia, Francia y España. Y estaba allí, cuando en el año 2003 decide volver a la Argentina y junto a su mamá invierten todos sus ahorros en lo que se convertiría el mítico “Café San Juan”.
Un restaurante muy pequeño, atendido por sus propios dueños y que gracias al boca a boca, al poco tiempo se convirtió en un clásico de San Telmo.
Con el correr del tiempo, pudo agrandar ese localcito, pero sabía que tenía un techo, así que se animó y alquilo otro local más grande, también en San Telmo y armo la Cantina.
Hoy, a los dos restaurantes se suma una Vermuteria, y el proyecto que más lo tenía entusiasmado a Lele (antes de todo esto) que es su propio Taller de Latas, para hacer sus propias conservas y enlatados.

En el ínterin de estos años: falleció su papa y al poco tiempo su mama así que el proyecto familiar, muto a proyecto de pareja.
Pero todo cambio el 19/3. Ese día, cuando comenzó la cuarentena, un tsunami paso por encima a Café San Juan. Lele se tomó casi un mes para pensar y repensar como salir adelante. En esos más de 30 días se apoyó en el cariño de la gente, que le devuelven a diario, luego de subir cada receta a su Instagram.
Y después de pensar mucho, para poder mantener sus espacios y sobre todo a sus empleados decidió salir con un menú del barrio, un plato del día, por debajo de los costos, pero con un único propósito: cubrir los sueldos y mantener el equipo trabajando.

Además, acercarse a la gente q no la está pasando bien y quiere comer rico y barato.
Alcanza? No. Pero es una forma de mantenerse, de seguir haciendo, de estar de pie. Se acumularán deudas, pero ahora es momento de hacer, y no quedarse de brazos cruzados, de atravesar la crisis trabajando.
Lele está llegando a su restaurante a las 6 am, lo convirtió en una fábrica, y aspira a duplicar diariamente los platos que venden.

Además, armo una cadena de favores, donde los clientes que no llegan a recibir sus platos, igualmente los compran y colaboran, no solo con Café San Juan, sino con el personal sanitario de los hospitales públicos de la Capital Federal, ya que Lele y su equipo los lleva personalmente cada viernes, a modo de mimo y cariño para aquellos que hoy ponen el cuerpo en medio de la pandemia.

Sin nostalgias por lo que fue, repensando el restaurante con otra distribución y con la emoción de volver a empezar.
Es un nuevo desafío, y aunque no sea tan joven como en el 2003 está dispuesto a empezar de nuevo.